Божьи коровки
Las mariquitas.
- Musia, ¿cuál es tu animal favorito?
- La mariquita, es claro. Es que no se nota?
Claro que se nota! Incluso, Musia tiene doce piezas de mariquitas en su traje de baño.
Musia vino al mar con sus padres, para enseñarlas a nadar a sus mariquitas. Al principio tenían un poco de miedo a las olas, y no llegaron muy lejos. Pero luego aprendieron, las doce mariquitas. Y una semana más tarde, no pudieron sacarlas del agua, ni a Musia tampoco.
Pero ha llegado la hora de irse. Musya recogió cosas en su maleta, y luego se descubrió: ¡las mariquitas se habían ido! ¡Todas las doce! ¡El bañador está en su lugar, y las mariquitas han desaparecido!
- Oh, - dijo mamá. ¿Lo lavé tan mal?
Pero Musya tenía otra versión de lo ocurrido. Por lo tanto, ella ni siquiera lloró.
Han sentado durante mucho tiempo en el aeropuerto; el avión estaba retrasado. Musya, tocando la cristal de la ventana con la nariz, vio por qué. Una pequeña serpiente roja se arrastró por el aeródromo, y todos los aviones lo dejaron pasar. La serpiente se arrastró más cerca, y se hizo evidente que son doce mariquitas se arrastraban una tras otra. Cruzaron afanosamente el campo de vuelo y alcanzaron a la familia de Musia ya en el avión. Musya abrió el candado de la maleta y las mariquitas saltaron hacia adentro.
No hace falta decir que en casa las doce mariquitas estaban en su lugar, en el traje de baño de Musya. Solo que parecían un poco culpables. ¡Tenían tantas ganas de bañarse en el mar por última vez, que casi llegaban tarde al avión!
- Está bien, - suspiró Musya. Que sea así. ¡Tendré que apuntarme con vosotras a la piscina!
Александр Солдатов-Чис, 8 лет.
- Musia, ¿cuál es tu animal favorito?
- La mariquita, es claro. Es que no se nota?
Claro que se nota! Incluso, Musia tiene doce piezas de mariquitas en su traje de baño.
Musia vino al mar con sus padres, para enseñarlas a nadar a sus mariquitas. Al principio tenían un poco de miedo a las olas, y no llegaron muy lejos. Pero luego aprendieron, las doce mariquitas. Y una semana más tarde, no pudieron sacarlas del agua, ni a Musia tampoco.
Pero ha llegado la hora de irse. Musya recogió cosas en su maleta, y luego se descubrió: ¡las mariquitas se habían ido! ¡Todas las doce! ¡El bañador está en su lugar, y las mariquitas han desaparecido!
- Oh, - dijo mamá. ¿Lo lavé tan mal?
Pero Musya tenía otra versión de lo ocurrido. Por lo tanto, ella ni siquiera lloró.
Han sentado durante mucho tiempo en el aeropuerto; el avión estaba retrasado. Musya, tocando la cristal de la ventana con la nariz, vio por qué. Una pequeña serpiente roja se arrastró por el aeródromo, y todos los aviones lo dejaron pasar. La serpiente se arrastró más cerca, y se hizo evidente que son doce mariquitas se arrastraban una tras otra. Cruzaron afanosamente el campo de vuelo y alcanzaron a la familia de Musia ya en el avión. Musya abrió el candado de la maleta y las mariquitas saltaron hacia adentro.
No hace falta decir que en casa las doce mariquitas estaban en su lugar, en el traje de baño de Musya. Solo que parecían un poco culpables. ¡Tenían tantas ganas de bañarse en el mar por última vez, que casi llegaban tarde al avión!
- Está bien, - suspiró Musya. Que sea así. ¡Tendré que apuntarme con vosotras a la piscina!
Александр Солдатов-Чис, 8 лет.
